18.02.2021
Según la Federación de Asperger España el síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes”1. Este síndrome es mucho más común que otros tipos de autismos (tres a siete casos por cada 1.000 nacidos) sin embargo, sigue siendo una condición rara por lo que no se maneja mucha información sobre ella y mucho menos se cuenta con suficiente experiencia contrastada. Aún se desconoce La causa exacta que la provoca, pero hay investigaciones que señalan que las anomalías cerebrales son las responsables de los síntomas del AS. Durante el desarrollo fetal, se produce una migración anormal de células embriónicas, que afectan a la estructura del cerebro y a las conexiones entre neuronas responsables del pensamiento y el comportamiento, dando lugar a esta condición.
Se conoce que dicho síndrome afecta más a niños de sexo masculino (afirmación se encuentra aún en estudio), y en términos generales, los que sufren de esta condición manifiestan dificultad para hacer amigos, utilizan un lenguaje muy formal y/o levemente raro; Son muy literales, tienen dificultad para entender la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, tono de voz, etc.) por lo que no comprenden el sarcasmo, las bromas, ni las señas o pistas sutiles; Suelen ser rutinarios y se encuentran mucho más cómodos dentro de un ambiente estructurado; Son más sensibles a algunos estímulos del ambiente, resultándole molestos o incluso dolorosos (ruidos, luces, olores, sabores, etc.); Desarrollan gustos e intereses muy concretos y acumulan mucha información al respecto, hablan y dedican mucho tiempo a realizar actividades sobre ese tema en particular; Les resulta difícil reconocer y comprender las reglas sociales por lo pueden comportarse de manera inadecuada sin darse cuenta y ser personas solitarias; Son poco empáticos pues les resulta difícil darse cuenta de los sentimientos y emociones de otras personas y su forma de pensar es rígida y concreta.
Por tanto, podemos entender el Asperger como un trastorno del neurodesarrollo, es decir, el cerebro de la persona que lo padece, funciona de manera diferente a la habitual, lo que supone una discapacidad para entender el mundo especialmente en lo que se refiere a la comunicación e interacción social y en flexibilidad para la adaptación a las demandas de la vida diaria. Adicionalmente, suelen ser disfuncionales los patrones de contacto ocular, gestual, etc., y en la mayoría de los casos existen dificultades en la coordinación motora y disminución del peso corporal.
En la actualidad, aún es difícil hacer un diagnóstico preciso del AS, porque no existe una evaluación normalizada. Adicionalmente, muchos especialistas consideran que el AS no es un trastorno separado, sino que se trata de un autismo de alto funcionamiento y lo ven como el extremo más leve del espectro autista, diferenciándolo sólo por el grado de intensidad de los síntomas que refiere el paciente. No obstante, la mayoría de los profesionales coinciden en que hay una serie de comportamientos que se evalúan para un posible diagnóstico de AS:
- Contacto ocular normal, aunque mirada extraña.
- No darse la vuelta cuando se les llama por su nombre.
- Retraimiento y/o problemas en la relación social.
- No usar gestos para señalar o mostrar.
- Falta de juego interactivo.
- Rutinas obsesivas o repetitivas.
- Falta de interés por los demás y/o poca interacción social.
- Lenguaje gramatical formalmente correcto o incluso técnico sobre temas de interés.
- Torpeza física o mala coordinación motora (equilibrio – movimiento).
En lo que se refiere al tratamiento de dicho Síndrome, lo ideal es combinar y coordinar terapias que abordan sus síntomas principales:
- Terapia del habla y el lenguaje: ayudará al paciente a mejorar las habilidades de comunicación verbal y/o al intercambio de una conversación normal, enseñándolos a hablar a un ritmo más natural, a usar un tono de voz adecuado, a interpretar gestos, a establecer contacto visual e incluso a entender mejor el sarcasmo y el humor.
- Terapia cognitiva conductual (TCC): está orientada a reducir los problemas de comportamiento, manejar sus emociones para controlar mejor la ansiedad y la frustración, mejorar el control de sus emociones, los ayuda a controlar arrebatos, crisis y obsesiones y a flexibilizar un poco las rutinas muy repetitivas.
- Análisis de comportamiento aplicado: con esta técnica se desarrollan las habilidades sociales y de comunicación efectivas, a través de refuerzos positivos, elogios y reconocimientos y desalentando comportamientos que no se deseen.
- Tratamiento médico: actualmente, no existe ningún medicamento aprobado por la FDA que trate específicamente el Síndrome de Asperger u otros trastornos del espectro autista, no obstante, en muchos casos son necesarios medicamentos que ayuden a contrarrestar los síntomas relacionados con cuadros de depresión y ansiedad. Estos medicamentes deberán ser suministrados bajo estricta vigilancia médica y el especialista tratante, será el responsable de valorar si el paciente requiere dicha medicación o no.
- Terapia Ocupacional: consiste en una terapia física que ayudará al paciente a mejorar el desempeño de sus actividades diarias y mejorar los problemas de integración sensorial. Con esto se busca desarrollar la motricidad fina (todo lo que se deba realizar con las manos) y ayudar al paciente a controlar las respuestas a los estímulos producidos por ruidos, olores, etc.
- Fisioterapia: con esta terapia se busca mejorar la mala coordinación motora. Algunos de los pacientes que presentan Asperger suelen caerse con facilidad, por tanto, con la fisioterapia se trabajan diferentes ejercicios que ayudaran desarrollar fuerza y mejorar el equilibrio y la coordinación, para que puedan llevar a cabo actividades normales de la vida diaria como caminar, saltar, correr, andar bicicleta, bajar y subir escaleras con más agilidad y aminorando los riesgos de caídas y golpes.
- Terapia psicomotora o psicomotricidad: Cuando usamos el término psicomotricidad hacemos referencia al desarrollo infantil como la concentración de movimiento, experiencia, pensamiento, sentimiento y acción, lo que significa, que comprende una conexión, entre los procesos psicológicos y la motricidad o movimiento corporal del ser humano. Por tanto, la psicomotricidad se desarrolla en tres niveles: a nivel motor, a nivel cognitivo (atención, creatividad, concentración, etc.) y a nivel social (emocional y afectivo). Los objetivos de esta terapia estimulan la motilidad y la percepción del niño, y le ayuda a desarrollar sus competencias sociales. El terapeuta presenta al paciente propuestas sugestivas, y apropiadas para él, que le permiten practicar y mejorar movimientos en los ámbitos de motricidad global y fina y ayudan al niño a elaborar nuevas estrategias y soluciones propias al enfrentarse a diferentes problemas, refuerza su confianza en sí mismo y aprende a desenvolverse mejor en la vida cotidiana.
Otras terapias alternativas que pueden llevarse a cabo en pacientes con esta condición y que pueden contribuir favorablemente en la calidad de vida del niño son:
- Musicoterapia: con esta terapia que busca estimular el niño a través de la música y el ritmo, puede ayudar a mejorar la comunicación verbal y no verbal, pues se busca incentivar la verbalización y estimular los procesos mentales.
- Actividades como Yoga y Pilates: con estas disciplinas físicas y mentales los niños podrán ejercitar su respiración, su equilibrio y coordinación y aprenderán a relajarse para hacer frente al estrés, la ansiedad que les producen las situaciones conflictivas, los ayudará a mejorar su capacidad de concentración, en general, les ayudará en su largo camino hacia el dominio físico y psíquico.
- Terapia con Juegos: es una excelente herramienta para estimular su atención, imitación, seguimiento de órdenes y sociabilización, adicionalmente, los ayudará a realizar actividad física de forma regular.
- Aprendizaje por imitación: la imitación es uno de los recursos más naturales de aprendizaje que tienen los niños con un desarrollo normal, sin embargo, este modo de aprendizaje es complejo para niños con AS, porque requiere que él ponga atención sobre otra persona y sobre lo que está haciendo, y esto ayudará al paciente a mejorar sus procesos de atención, concentración e interacción social.
Finalmente, es muy importante que los familiares y/o las personas que conformen el entorno de un paciente con AS aprendan a comprender sus comportamientos, que entiendan que los niños con esta condición perciben las cosas y el mundo de un modo distinto, que sus conductas no son por caprichos o intencionadas, que comprendan la importancia de sus rutinas y rigideces, pues son elementos que le proporcionan seguridad, que deben utilizar un lenguaje directo y concreto para que el niño pueda comprenderlos mejor, que sepan la importancia de interesarse por conocer los gustos e intereses del niño pues esto les ayudará mucho en la interacción con él y ser los más empáticos posibles, para que puedan entender los desafíos sociales que afronta el niño diariamente y que acudan a un especialista cuando no sepan abordar o manejar la situación para que juntos trabajen en herramientas y técnicas que les ayuden a enfrentar los desafíos que implica el convivir con una persona que tiene Asperger.
Autores:
Hugo Torres Nouel
Edithmar Simal H.
Fuentes consultadas:
https://autismomadrid.es/educacion-2/identificando-el-sindrome-de-asperger/
http://www.autismo.org.es/actualidad/articulo/lo-que-no-sabias-del-sindrome-de-asperger
https://www.tododisca.com/sindrome-de-asperger/
